Melki ha vuelto

13.06.2013 18:00

Jorge Bados

¡Qué grande eres Melki! Ni 24 horas han pasado del término del Ciutat de Barcelona - Mare Nostrum que se disputó entre el martes y ayer miércoles en las instalaciones del poderoso CN Sant Andreu. En la piscina descubierta, ante la atenta mirada de muchos nadadores, entrenadores y aficionados, emergía, por fin, la figura del talentoso, inigualable y portentoso MELQUIADES ÁLVAREZ. El sevillano, de sangre caliente pero de cabeza fría, empieza a encontrarse mejor de las lesiones que venía arrastrando. Ayer, la demostración de que Melki estaba de vuelta se corroboró en los 200m braza, con un tiempo de 2:11.85. Esta marca no sólo supuso ganar la medalla de bronce, sino también bajar la "Mínima A" establecida para el Mundial de Barcelona (2:12.78). A gritos, pero desde dentro del agua, este nadador pide el reconocimiento y respeto que debe tenérsele, pues no hablamos sólo de un luchador, sino de un luchador que además ha dado medallas en los campeonatos importantes a España.  

En 2010 Melki se colgó la medalla de plata (200B) en el Europeo en Corta de Eindhoven (Holanda). Tan sólo le superó, y en medio segundo, con un final apretado, el germano Marco Koch. Un año antes, la machada la haría en los Juegos del Mediterráneo de Pescara (Italia), donde libró varias batallas, trayéndose tres oros (100B, 200B y 4x100S), dos Récords de España (en las pruebas de braza) y un Récord de Europa (en el relevo). De momento, nadie ha podido con esas marcas del que hasta hoy es el plusmarquista nacional en 100B (1:00.45) y 200B (2:09.69). Pero no todo son resultados. Este nadador de 24 años ya ha defendido a la selección en los Juegos Olímpicos de Pekín, en los Mundiales de Roma y Shanghái y en varios Campeonatos de Europa. A sus espaldas, un historial intachable, lleno de horas de sacrificio en las que Melki ha llevado su cuerpo al límite.  

Ahora, con la marca del Mare Nostrum, el sevillano demuestra que está en condiciones, por propio criterio numérico, de nadar en el Equipo Nacional Absoluto. La gente le apoya, le quiere y le respeta mucho. Sus propios compañeros y rivales bracistas saben el potencial que tiene, incluso ex compañeros de selección, como el fondista Marco Rivera, se rindieron a sus pies tras la prueba de ayer. Poco que objetar, y poco que añadir. Cuando un deportista es un diez las palabras sobran, solo hay que dedicarse a mirar y observar, y en la medida que se pueda, disfrutar. Porque a Melqui, sin opción a dudar, le queda mucha guerra que dar en el agua, y ojalá, podamos disfrutarla más pronto que tarde.