La realidad de Atlas Guerrero

31.05.2013 17:00
"Mi hermano es un luchador, un auténtico ejemplo de superación. Siempre ha competido por unos objetivos, pero siempre se ha quedado a las puertas. La operación le desanimó, pero nunca le quitó el carácter de querer seguir nadando y nadando". Celeste Guerrero, hermana de Atlas Guerrero, ambos del C.N. Atlètic Barceloneta, nos cuenta cómo su hermano, a lo largo de 18 años, ha ido superándose a base de quedarse a centésimas de sus objetivos, e incluso haciéndose más fuerte tras saber que una "Os Acromiale" pudo acabar con su pasión por el agua y con la inmovilidad de sus dos brazos.
Atlas, natural de Barcelona, nació un 19 de Febrero de 1995. La ciudad condal vería nacer ante sí a un auténtico guerrero, haciendo honor a su apellido. "Desde pequeño mi hermano era muy movido. Ya desde el colegio le recomendaron ir al médico. Tras un seguimiento exhaustivo, le diagnosticaron hiperactividad por déficit de atención, así como un coeficiente intelectual muy alto". De momento, estamos ante una persona normal, que pasaba sus primeros años como cualquier niño, pero que ya empezaba a tener características especiales, hasta hoy. "Con 18 meses ya empezó a nadar. Mis padres decidieron que los cursillos le vendrían bien. Siempre ha sido un chico con unas aptitudes formidables, ya en 2003 le concedieron una beca de natación. Siempre estaba nadando o jugando al waterpolo. Era feliz, estaba muy a gusto".
El bienestar corría por las venas de Atlas, hasta que una desgraciada noticia, en forma de dolor, se iba a convertir en una pesadilla y un riesgo serio de perder todo por lo que había estado luchando. En 2012, nos cuenta Celeste, Atlas iba a vivir un punto de inflexión en su vida. "El acromio es un hueso del hombro. A Atlas no se le acabó de soldar. A medida que creces, la inercia del hueso hace que tienda a soldarse. De repente, un dolor empezó a quitarle el sueño. Tras el Campeonato de España de Invierno de Sabadell en 2011 apareció dicha dolencia. Pensábamos que era tendinitis, pero el médico lo descartó. Estábamos ante un tendón totalmente roto y una bursitis, una grave inflamación entre los huesos. Con 2 meses de rehabilitación, nada cambió. Volvía al agua y los hombros le seguían doliendo. Ya no iba a poder competir en lo que restaba de temporada". La agonía comenzaba, lo que hasta ahora era una vida normal, iba a cambiar. Lo que más necesita un nadador, los brazos, iban a golpear cruelmente la vida, tanto deportiva como personal, de Atlas. Tras visitar varios médicos y estar yendo al fisioterapeuta, Celeste insiste que el dolor era constante y no desaparecía. "Fueron necesarias varias pruebas, desde radiografías hasta ecografías, pasando por resonancias e infiltraciones de cortisona y de factor de crecimiento". Las visitas médicas iban a impregnar la vida de Atlas, y la decisión de operarse había que empezar a tomarla. "Una vez descubierto lo que mi hermano tenía, le dijeron que para nadar, había que operar". Tocaba pensar. Tal cómo nos dice Celeste: "No fue fácil". Habría muchas complicaciones: "Pensamos en los pros y los contras. Decidimos que había llegado la hora de operar, y entramos en la lista de espera. En un principio, se operaría primero de un hombro y luego del otro, pero el largo período de espera no merecía la pena, y su médico decidió operar los dos a la vez".
En un momento importante, me dispongo a preguntarle a Celeste cómo fue esa operación, y cómo afectó a su entorno familiar. "Entró a quirófano un 20 de Abril de 2012. La operación era difícil, asustaba, pero fue bien. Consistía en soldarle el hueso acromio al hombro con 2 tornillos en cada hombro. A partir de ahí, Atlas demostró de lo que estaba hecho. Gracias a su gran forma física los plazos se acortaron y ya en Agosto empezó a tocar agua". Enfermo y apasionado por el agua, Atlas estuvo en todo momento apoyado por su familia: "Fue una etapa muy difícil para nosotros. Estaba muy irascible, necesitaba hacer ejercicio, pero le apoyamos y él notó el apoyo. Nuestros padres tuvieron mucha paciencia, no era fácil aguantar a un adolescente en casa todo el tiempo. Había muchos nervios con la operación y el postoperatorio, siempre estaban pendientes de él porque había que hacérselo todo. Lo importante era que mi hermano no hiciese esfuerzos. No podía moverse".
La operación no pudo con Atlas, su carácter provocó en él la necesidad de seguir superándose. La vida le ha dado un duro golpe, y el deporte ha sido injusto con él. Podríamos estar hablando de un nadador internacional en todas las categorías inferiores. Como nos cuenta Celeste, las centésimas también fueron su dolor: "Desde pequeño nadar a nivel internacional fue su objetivo. En la 2009/10 fue a Pontevedra para clasificarse a la Copa Comen. Necesitaba quedar entre los dos primeros infantiles, sabiendo que él aún no lo era. En el 100 libre quedó segundo de su edad y tercero infantil, quedándose por desgracia a las puertas de la Copa Comen en Italia". El primer revés deportivo había atravesado a Atlas, que nunca se cansó de luchar. Al año siguiente, siendo ya infantil, volvería a intentarlo: "Tocaba ir a Palma de Mallorca para intentar meterse en el FOJE de Turquía. Sólo podía ir el primer clasificado. En el 50 libre quedó 2º a 46 centésimas. Aunque el palo muy fuerte se lo llevó en el 100, donde también fue 2º a 8 centésimas de las puertas para ir al FOJE. Fue un año muy duro a nivel deportivo, pero me sorprendió ver como nunca se rendía, como siempre quería seguir nadando". Celeste resalta lo mucho que vale su hermano, y es algo que parece bastante lógico. Tras los dos reveses deportivos, y la operación, tocaba afrontar la temporada presente, donde el objetivo era ir al Europeo Junior de Polonia, que se disputará en el mes de Julio. Atlas rozó la gloria, de nuevo, quedándose a las puertas: "No había entrenado mucho, estaba saliendo de la operación. Pero fue a Palma para probarse. Quería bajar tiempo y dar el golpe definitivo en el Open de Pontevedra. Pero de nuevo se quedó a las puertas. Tan solo 57 centésimas le separaban de ir a Polonia y nadar el 100 libre".
La injusticia, nunca sabremos por qué, decidió un día visitar más de la cuenta a Atlas. Ejemplo dentro y fuera del agua. Espejo donde mirarse y donde darse cuenta que los problemas físicos se pueden superar con suerte y confianza, y que lo deportivo nunca puede con la personalidad. Eso es lo que he aprendido gracias a la atención que Celeste me prestó desde el primer momento. Atlas, queramos o no, nos sirve para darnos cuenta que los duros golpes existen, que a cualquiera pueden azotar. Como he dicho, Atlas fue un niño normal, pero a la vez muy especial. Puede que aún le hayamos visto nadar a nivel internacional, pero le veremos. Porque hay personas que nacen para eludir los obstáculos, y para mostrar al mundo que lo de luchar no es un mito, es algo que se puede llevar al día a día. El talento, la suerte, son factores que condicionan al deporte. Atlas tiene talento pero nunca tuvo suerte. Desde ya prepara el Campeonato de España Junior en Valencia de cara al verano. Un tipo que ha pasado por tanto, no necesita ni talento ni suerte, necesita creer, y es lo que Atlas nos enseña con su pequeña gran historia: otra realidad es posible, solo tenemos que imaginarla y luchar. Merece la pena ver crecer a personas como Atlas. ¡GRACIAS CELESTE, GRACIAS ATLAS!
Jorge Bados